miércoles, 6 de diciembre de 2006

Esperando la madrugada... (Ensayo entre semillas de sesamo y otras cosas)

El cenicero transpiraba porcelana, gélido cuerpo cóncavo, estallo en un huracán de microparticulas formando el cosmos.
En ese mismo instante sentí como un crayon "faber castell" dibujaba en mi ventrículo derecho un sentimiento casi disfrutable, armonioso, inspirado por una plancha de vapor aldente.
Creí comprender, crei saber, creí haber conquistado la despreciable soberbio-pedantería intelectual...
El marco de la ventana mostraba orgulloso su baño de parafina, la yerba expulsaba una risa homogenea que invitaba a sumergirse en las tinieblas respirando sus pétalos multicolores. El cielo, como construcción de un primate, lucia bañado en miel, putrefacto y amplificado dentro de una hoja de papel de borrar.
Solo el abominable y estruendoso sonido que manaba del gallo plateado me hizo caer en la cuenta... ya era tarde para todo, ya nada valía la pena, ya el esfuerzo había sido vejado por el olvido, el agua ya estaba hervida...


Centro de Evelin L. Gonzalez
Gol de Nicolás E. Marquestó

1 comentario:

porotillo germinando dijo...

las golondrinas corren, no vuelan...alto como un do sostenido...
el aire contaminado de polvo estelar no permite ver las luces del semaforo cuando niega el paso de la hipotenusa...
ahi es cuando todo oscurese y los sonidos al tacto son asperos como una felpa de clavos...

lo simplifico? inexplicable...